Habían pasado varios minutos de la medianoche y cuando me dirigí hacia la pileta la luna llena bañó mi cuerpo antes que el agua misma. Fue como si algo más se hubiese apoderado de mí.
El agua estaba fría, perfecta para mi gusto, y sin dudarlo me zambullí en busca de ese sentimiento gratificante. Al salir, la vi escondida tras un árbol, como si sólo estuviese allí para observar todos mis movimientos.
Respiré profundo, y fue ahí cuando noté que mi olfato no era el mismo: se ha

No, ahora no imaginen nada de eso que aparece en las peliculas o en novelas. Aquí no habian garras, ni hocico ni mucho más pelo del que tengo. Sólo mi olfato y una gula que se incrementaba a medida que pasaba el tiempo.
A lo lejos, oí ese llamado tan peculiar que me invitaba a formar parte. Tuve la necesidad de escapar en busca de éste, y al instante comencé a escabullirme entre las sombras.
Ya no era yo, era el otro, quien agradecía a Odín por haber sido liberado en busca de venganza.