domingo, 14 de septiembre de 2008

El Origen del nombre


Quetzalcóatl es una deidad de las culturas de Mesoamérica, en especial de la azteca. Es considerado por algunos investigadores como dios principal dentro del panteón de esta cultura prehispánica, sin embargo León Portilla considera a Tezcatlipoca como el dios principal (ver ensayo "Tezcatlipoca Dios Principal", León Portilla), y aun otros autores consideran a los dioses que dieron origen a Quetzalcóatl como los dioses principales.

En contrapartida, autores como Alfredo Lopez Austin y otros dedicados al estudio de las religiones mesoamericanas, lo consideran como la deidad principal a partir de la cual se generan los demás nùmenes, por medio de un fenómeno por el cual la divinidad se desdobla en otras. Quetzalcóatl es el nombre que dieron los pueblos de habla náhuatl al Ser Supremo. Se compone de dos raíces: Quetzal, “pluma”, y Cóatl, “serpiente”.

Es un término metafórico, que indica lo que repta y lo que vuela, es decir, la Totalidad. Para los aztecas (y otros pueblos de habla náhuatl) era hermano de tezcatlipoca, en cambio para los toltecas eran rivales. La combinación Quetzal-Cóatl contiene los siguientes significados, todos relativos a las funciones de Quetzalcoatl en la teología tolteca: “serpiente con plumas”, “doble precioso”, “ave de las edades”, “gema de los ciclos”, “ombligo o centro precioso”, “serpiente acuática fecundadora”, “el de las barbas de serpiente”, “el precioso aconsejador”, “divina dualidad”, “femenino y masculino”, “pecado y perfección", “movimiento y quietud”.

Debido a que consideraban que todo el Universo tiene una naturaleza dual o polar, los toltecas creían que el Ser Supremo tiene una doble condición. Por un lado, crea el mundo, y por el otro lo destruye. La función destructora de Quetzalcoatl recibió el nombre de Tezcatlipoca, “su humo del espejo”, cuya etimología es la siguiente: Tezcatl, “espejo”, I, “suyo”, Poca, “humo”. Con un fin didáctico, el mito acentuaba la contradicción entre Quetzalcóatl y Tezcatlipoca. Sin embargo, su identidad esencial queda establecida en los códices y otros testimonios gráficos, donde ambas deidades comparten los mismos atributos.